La boda soñada por todas, o por lo menos por la gran mayoría de mujeres, es una boda extravagante con flores, fuegos artificiales, bailarines y pétalos de rosas guiándolas al altar. Y puede que algunos hombres -no conozco al primero- deseen las mismas cosas en su matrimonio, lo que sí es cierto es que puede haber tanto amor hacia esa persona con la que quieres compartir el resto de tu vida (el resto de tu vida podría ser hasta que te echen de la casa) que haces lo posible por cumplirle ese sueño.
Pero bueno, esa es una pequeña opinión personal acerca del matrimonio. Dejando claro eso, quiero compartirles un video que postearon en Facebook. Viéndolo, cualquier mujer podría envidiar un matrimonio así sobre todo por “la propuesta”.
Pongamos mi caso personal. Yo vivo en Cartagena de Indias, tratando de hacer algo parecido al video, podríamos tener una cena en un restaurante en la Plaza San Pedro Claver, vamos bien. Estamos en nuestra cena “casual” y se acerca una dama a decirme cualquier cantidad de cosas a lo #CartageningStyle, me echa un vaso de agua encima y se va. Todo como lo habíamos planeado. viene la parte en donde supuestamente me tengo que ir al baño a secarme, pero cómo podría irme sin que mi acompañante me pregunte:
-¿Quién es esa vieja? ¿Por qué te dijo todo eso? ¿Tienen algo?
Pero digamos que logro huir de esa situación -que no lo creo- y me voy, luego ella queda sola mientras los meseros y el administrador del restaurante (obviamente actores), tratan de calmar la putería que me imagino que le debe dar. De pronto suena música y todos empiezan a bailar. Ahora, tenemos que tener en cuenta qué tipo de bailarines y qué tipo de música se puede conseguir en esta ciudad, en ese caso, tendría que contratar bailarines de música folclórica, todos con su cara de bailarines de música folclórica, sentados en el restaurante esperando su función.. ¡Listo! empiezan a bailar y la cara de putería empieza a cambiar por una de WTF? mientras la sacan del restaurante al ritmo de “tamarindo seco”. Al ver la plaza llena de tanta gente alegre, bailando, helicópteros de RCN y Caracol sobrevolando la zona, está bien, no.
-Ay marica, creo saber por donde va la vaina
De repente se ve la silueta de un hombre, todo un galán de comedia romántica, o sea, yo. Me acerco -con las huevas en el cuello por mi pánico escénico-, me arrodillo así como uno se arrodilla al pedir matrimonio, y lanzo la frase (sonido de látigo)
-¿Te quieres casar conmigo?
Ella, con la presión de la gente, con el tamarindo seco y el mapalé pegado en la cabeza, y viéndome ahí, arrodillado, en el piso.
-Este hijueputa, quién sabe qué hizo, ¡pero qué lindo!
Con un nudo en la garganta, y con mil cosas en la cabeza, sólo puede soltar un “sss”.
-Jueputa, ¡dijo que sí!
Suena más música, todos bailando de felicidad, fuegos artificiales, mientras se sella el pacto de “amor eterno” con un beso.
-¿Y Mi Familia, cómo piensas que me voy a casar así?
-No te preocupes, tengo todo controlado
-Pero, ¿Y mis amigos? No todos viven acá en la ciudad
-Tus amigos vinieron. Bueno, los que viven acá y los de Turbaco, Barranquilla y Santa Marta
-Pero..
-¿Eche y qué? Lo importante es que nos casaremos, pero tiene que ser aquí y ahora
Justo en ese momento se bajan de la chiva sus familiares y amigos, justo a tiempo. Mientras me preparo para hacer mi coreografía, no sé por qué me imagino que sería “Thriller”. Todo se transforma rápidamente en caminos de rosas, ya se ven caras conocidas. No me doy cuenta cuando ya estoy frente al padre o cualquier mortal acreditado por internet para unir en santo matrimonio a cualquier güevon. Tengo a la mujer con la que compartiré alegrías y penas al frente, inmensamente feliz; al mirar de reojo, mis suegros con esa cara que ponen como esperando a que uno la cague para encenderlo a patadas, mis padres orgullosos y felices porque les queda la casa solo para ellos, las amigas de mi novia, las que nunca pude ni siquiera mirar ¡y ahora menos! mis amigos con sus levantes de la noche anterior en la despedida, los amigos de mi novia, sus exnovios ¬¬ Menos mal ya había hablado con el señor certificado para que ni por el putas diga la famosa frase “si alguno de los presentes se opone, que hable ahora o calle para siempre”...
-¿Acepta?
-¿Perdón?
-¿Que si acepta a Berta Pacheca como esposa?
-Ah, sí sí. ¡Acepto!
De pronto no fue la boda como yo me la imaginé, con la Marcha Imperial sonando de fondo, las damas de honor vestidas de stormtroopers versión sexy, no me casó ni Yoda, ni Chewbacca, ni fue en mi querida isla natal. Pero hacer realidad (en lo posible) el sueño de la mujer con la que decides compartir tus éxitos, fallas, tiempo, procrear y todas estas cosas que hacen los esposos, debe ser inmensamente gratificante y no dejaría de ser la mejor boda del mundo.